El presidente de EE.UU., Donald Trump, aprovechó su discurso del lunes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para criticar severamente a la organización. Durante su intervención, resaltó varios puntos negativos, algunos de los cuales parecieron ser más personales que políticos.
Frente al secretario general de la ONU, António Guterres, y los representantes de los 193 Estados miembros, Trump expuso sus principales críticas, comenzando por la ineficacia de la ONU en la resolución de conflictos mundiales. Afirmó que ha resuelto siete desacuerdos internacionales en su mandato y reprochó que la ONU no había intervenido en ninguno de ellos, lo que consideró una pena.
Además, Trump destacó que la ONU tiene un “tremendo potencial”, pero que en su funcionamiento actual se limita a hacer declaraciones sin cumplirlas. En un tono personal, mencionó que su empresa había presentado un presupuesto para renovar el edificio de la ONU, pero que le habían dado la espalda, optando por una opción más costosa y de menor calidad.
Otra de sus controversiales afirmaciones fue sobre el tema de la inmigración irregular, acusando a la ONU de fomentar problemas al financiar el ingreso descontrolado de inmigrantes a países occidentales. Según sus palabras, la ONU había presupuestado millones para asistir a un gran número de inmigrantes en su camino hacia EE.UU., proporcionando incluso alimentos y refugio.
Finalmente, Trump abordó el cambio climático, descalificando las predicciones de la ONU y llamando “estafa climática” a la narrativa sobre el calentamiento global. Sin embargo, al final de su discurso, aseguró a Guterres su apoyo a la ONU “al 100 %”, a pesar de las críticas expuestas.
La crítica a la ONU realizada por el presidente estadounidense genera un debate significativo sobre el papel y la funcionalidad de la organización a nivel global, resaltando la complejidad de las relaciones internacionales en la actualidad.