La corredora ugandesa de media distancia Docus Ajok soñaba con ser campeona olímpica. Competía profesionalmente desde 2014, representando con orgullo a su país en varios eventos internacionales. Sin embargo, su carrera sufrió un golpe devastador cuando se le pidió que se sometiera a una prueba de testosterona, siguiendo las instrucciones del organismo rector del atletismo mundial, World Athletics (WA).
Ajok se vio forzada a abandonar las carreras de 800 y 1,500 metros, aunque nunca le mostraron los resultados de la prueba. Esto no solo destruyó su sueño de competir, sino que también afectó su situación financiera y la de su familia. Comentó que solía ayudar a su familia con gastos médicos y educativos, pero ahora enfrentan dificultades económicas.
La historia de Ajok no es única. La velocista keniana Maximila Imali también experimentó una situación similar, donde se le prohibió competir debido a niveles elevados de testosterona en sangre. Ambas atletas han expresado su desamparo y la pérdida de apoyo tras ser excluidas del deporte.
Recientemente, WA ha implementado nuevas regulaciones que exigen que todas las atletas que deseen competir en la categoría femenina se sometan a pruebas para determinar si contienen el gen SRY, asociado con el desarrollo masculino. Esta decisión ha generado un debate sobre la inclusión y los derechos de las mujeres en el deporte, llevando a muchas atletas a protestar por la falta de apoyo y comprensión sobre sus condiciones.
El impacto de estas regulaciones es significativo para muchas atletas que, como Ajok e Imali, sienten que sus sueños han sido truncados. En un mundo donde los derechos de las mujeres están en constante discusión, estas normativas plantean interrogantes sobre la equidad y cómo se deben juzgar las capacidades de las mujeres en el deporte.
Estas medidas han sido criticadas por activistas y expertos en derechos humanos, quienes argumentan que afectan desproporcionadamente a las atletas del Sur Global, donde la falta de recursos y apoyo exacerba la situación. A medida que avanza la conversación, es fundamental considerar cómo estas regulaciones afectan la vida de las atletas y el futuro del deporte femenino.