Los padres de Tyler Robinson, el presunto asesino de Charlie Kirk, lograron convencer a su hijo de no quitarse la vida y entregarse a las autoridades tras descubrir que había sido él quien disparó al activista conservador en el campus de una universidad de Utah.
Después de ver las imágenes de Robinson publicadas por el FBI, los padres lo llamaron por teléfono y el joven insinuó que estaba pensando en suicidarse. Según declaró el fiscal del condado de Utah, Jeff Gray, los progenitores lo persuadieron para reunirse en su casa y dialogar sobre la situación. Durante esta charla, Robinson confesó que era el tirador y mostró su temor a las repercusiones legales.
Sus padres expresaron preocupación tras el relato de su hijo, quien justificó sus acciones diciendo que Charlie Kirk "propagaba demasiado odio". La madre de Robinson relató que en el último año su hijo se había "politizado" y había adoptado opiniones más progresistas, defendiendo los derechos de personas homosexuales y transexuales. Esto, según Gray, podría haber influido en su decisión de actuar de esta manera.
Los progenitores llevaron a Robinson a un amigo de la familia, un ayudante del sheriff retirado, quien tuvo éxito en convencer al joven de entregarse en el condado de Washington, donde viven sus padres.
La compañera de Robinson compartió mensajes de texto con la policía en los que él confesaba haber asesinado a Kirk. Además, dejó una nota en su apartamento en la que admitía su intención de eliminar a Kirk. Cuando su pareja le preguntó por qué lo hizo, Robinson respondió que había tenido "suficiente de su odio" y que había planificado el asesinato durante más de una semana.
Con siete cargos en su contra, incluidos asesinato con agravantes, Robinson podría enfrentar la pena de muerte, la cual el fiscal está considerando pedir en este caso tan impactante.
Estados Unidos: refuerzan la seguridad de los políticos tras el asesinato de Charlie Kirk.
