En una reciente entrevista con AFP, Pamela Anderson, la icónica actriz canadiense de 57 años, comparte su nuevo enfoque sobre la vida y la industria del entretenimiento. En su próxima película "The Last Showgirl", dirigida por Gia Coppola, Anderson se aleja de su imagen de símbolo sexual y habla sobre sentirse, por primera vez, como una actriz en pleno control de su narrativa.
La actriz reflexiona sobre su trayectoria, señalando que su vida ha estado llena de aprendizajes y experiencias. "Me gusta el lado salvaje y desordenado de mi vida, porque tengo muchas cosas de las que aprender", confiesa Anderson, quien ha sido un ícono de la cultura pop desde su aparición en la portada de Playboy en los años 90 y su papel como protagonista en "Guardianes de la Bahía".
El nuevo filme, que cuenta la historia de una bailarina en un cabaret de Las Vegas a punto de cerrar, resuena en la vida de Anderson, quien ha enfrentado numerosos desafíos y controversias en su carrera, como el escándalo de sus videos íntimos con Tommy Lee. Ella revela que, si bien podría haber tomado decisiones diferentes en el pasado, cada experiencia ha sido esencial para su crecimiento personal.
Lejos de los focos, Anderson ha estado activa en causas políticas y sociales, desde la defensa de los derechos de los animales hasta su apoyo a Julian Assange. Como embajadora del movimiento "no make-up", invita a las mujeres a liberarse de los estándares de belleza impuestos por la sociedad.
Pamela parece decidida a retomar el control de su vida, especialmente después de su documental "Pamela, una historia de amor", que profundiza en sus experiencias personales y profesionales. "Pensaba que mi carrera como actriz había terminado. Pero ahora, me siento actriz", comparte con entusiasmo.
A medida que avanza en su vida y carrera, Anderson espera sorprender a la audiencia con futuros proyectos e incluso se inclina hacia la actuación en obras clásicas, como las de Tennessee Williams. En sus propias palabras, "hay que seguir sorprendiendo a la gente".
La vida de Pamela Anderson es un recordatorio de que cada experiencia, por desafiante que sea, contribuye a formarnos y enseñarnos valiosas lecciones. Ella continúa mostrando al mundo su esencia auténtica, no solo como figura pública, sino como una mujer que celebra su vida en todas sus facetas.
