En una nueva escalada de tensiones comerciales, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, amenazó a Canadá con incrementar los aranceles tras la imposición de tarifas de respuesta por parte del primer ministro canadiense, Justin Trudeau. A través de su red social, Truth Social, Trump escribió que cualquier arancel de represalia impuesto por Canadá se traduciría en un aumento inmediato de las tarifas estadounidenses.
Esta advertencia surge después de que el Gobierno estadounidense implementara un arancel del 25% a productos canadienses, lo que llevó a Trudeau a calificar de “tontos” estos aranceles en una rueda de prensa. El primer ministro canadiense expresó su desacuerdo con las políticas de Trump y reafirmó que Canadá responderá con gravámenes añadidos a bienes estadounidenses por un monto aproximado de 107,000 millones de dólares.
Trudeau no escatimó en críticas, dirigiéndose a Trump de forma personal al señalizar que, a pesar de que es “un tipo muy inteligente”, su decisión de imponer aranceles es “muy tonta”. Además, Trudeau defendió que Canadá ha cumplido con los compromisos alcanzados en negociaciones recientes, y criticó las afirmaciones de Trump sobre el fentanilo como falsedades.
En el fondo de esta tensión, Trump ha dejado ver en varias ocasiones su deseo de que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos. Ante esto, Trudeau manifestó que Canadá no se echará atrás y que defenderá los intereses económicos y el bienestar de su gente.
Desde luego, este episodio continúa echando leña al fuego de las relaciones comerciales entre estos dos países vecinos, y el impacto en la economía puede ser significativo. Las comunidades empresariales y los consumidores están atentos a cómo podría desarrollarse esta situación.
La situación actual es un claro recordatorio de la complejidad de las relaciones comerciales en el ámbito internacional y el delicado equilibrio que los gobiernos deben mantener al gestionar estos vínculos.