En Kabul, Afganistán, a pesar de las restricciones impuestas por el régimen talibán, las clínicas de cirugía estética están floreciendo. Estas instalaciones, decoradas con lujosos diseños, ofrecen procedimientos como bótox, rellenos labiales y trasplantes de cabello. Con la llegada de médicos extranjeros, especialmente de Turquía, los profesionales afganos reciben capacitación y llevan a cabo estos procedimientos.
La clientela, principalmente compuesta por mujeres y hombres de clase alta, busca mejorar su apariencia a menudo como respuesta a las tensiones que enfrentan en su vida cotidiana. A pesar de la prohibición de salones de belleza, las clínicas de cirugía estética operan al ser consideradas establecimientos médicos. Mientras algunos afganos luchan con la pobreza, otros optan por destinar su dinero a cirugía estética en lugar de satisfacer necesidades básicas.
Los precios son accesibles en comparación con estándares internacionales, lo que ha atraído incluso a pacientes que han viajado desde el extranjero. La influencia de las redes sociales también ha fomentado un aumento en la demanda de este tipo de tratamientos.
En un contexto donde aproximadamente 10 millones de afganos sufren hambre, la búsqueda de la belleza a través de intervenciones quirúrgicas, como algunos lo ven, refleja no solo una necesidad estética, sino una búsqueda de autoestima en tiempos difíciles.