El presidente estadounidense Donald Trump anunció recientemente recortes en ayudas internacionales que no se alinean con sus ideales conservadores, a través de un esbozo del presupuesto que busca su aprobación parlamentaria. Este documento incluye un aumento del 13% en el presupuesto de defensa y del 65% en el de seguridad interior, estrategias que buscan contrarrestar lo que Trump considera una “invasión” de migrantes.
En su propuesta, el ejecutivo plantea recortes del 22% en el gasto público no militar, equivalente a 163,000 millones de dólares. Las políticas impulsadas por la Casa Blanca han generado controversia, al referirse a ciertos programas como "woke", un término despectivo utilizado por conservadores para criticar iniciativas que promueven la diversidad.
En esta línea, el presupuesto también destaca la intención de eliminar ideologías consideradas radicales que, según el presidente, influyen negativamente en la sociedad estadounidense. Además, se prevén recortes significativos en el apoyo a los migrantes, prefiriendo financiar "deportaciones masivas" y recortar programas de apoyo y acogida.
La propuesta también contempla reducciones drásticas en el presupuesto de organismos como NIH, un fuerte recorte del 43%, así como recortes a programas de cambio climático y energías renovables, a pesar del consenso científico sobre la gravedad del calentamiento global.
Por su parte, los líderes demócratas han manifestado su rechazo a esta propuesta, calificándola como un ataque a la clase trabajadora y a los programas esenciales para la población. A medida que este borrador de presupuesto se somete al complejo proceso parlamentario, las repercusiones de estas políticas seguirán siendo debatidas intensamente en el ámbito político y social estadounidense.