Al menos nueve personas han muerto como consecuencia de una fuerte tormenta que ha azotado durante la pasada noche a los estados norteamericanos de Kentucky y Georgia, causando severas inundaciones que han anegado carreteras y viviendas. Ocho de las víctimas fatales han sido reportadas en Kentucky, según el gobernador del estado, Andy Beshear, mientras que la novena corresponde a Georgia.
Los servicios de emergencia han realizado más de mil rescates en las últimas 24 horas en respuesta al "enorme" impacto de la tormenta, un evento que ha sido calificado como histórico. Beshear ha instado a todos los kentuckianos a permanecer en alerta, indicando que más de 300 carreteras están cortadas y la situación sigue siendo peligrosa.
Desde Kentucky, el gobernador advirtió sobre los deslizamientos de tierra que podrían ocurrir en el este, mientras que se ha declarado el estado de emergencia desde el viernes. En el marco de esta crisis, el presidente Donald Trump ha declarado el desastre federal, lo que facilita la llegada de fondos para las zonas afectadas.
En Red Boiling Springs, Tennessee, se evacuó una residencia con 52 personas mayores debido a las condiciones climáticas adversas. La situación eléctrica también se ha visto comprometida, dejando a más de 265,000 abonados sin servicio en Georgia, junto con apagones en otros estados como Alabama, Mississippi, Luisiana, y Kentucky.
A medida que la tormenta continúa afectando la región, se pide a los residentes que eviten desplazamientos innecesarios y se mantengan informados sobre la evolución de los eventos.